Yo sé que tal vez nunca podré lograr que mi corazón deje de latir tan fuerte por ti, fueron años los que vivimos enamorados, crecimos y maduramos juntos; a diario aprendimos algo nuevo, tratamos de mejorar, tú con tu genio complicado, yo con mi soberbia, de creer que todo lo puedo solo. Aprendimos, vivimos, amamos, juramos muchas veces que nada podría hacernos pensar distinto, quisimos siempre imaginar que estaríamos juntos, pero también sabíamos que si nos separábamos, nos seguiríamos amando hasta el final de la vida, nos llevaríamos una parte de cada uno de nosotros, porque el tiempo vivido no nos lo quitará nadie. La luz de todos los días me recordaba que la vida me había regalado, un ser hermoso, tú me motivabas, con tu sonrisa desbordante. Esa risa que amaba tanto en los momentos en que los problemas parecían ahogarnos, siempre podías lograr con tu sonrisa, sumergirnos en lo profundo de nosotros, aislarnos del resto, por horas y quedarnos viéndonos y acariciándonos. Junto a nosotros siempre estaba el perro que te regalé cuando cumplimos un año de casados, fue tan lindo ver como te brillaban los ojos cuando lo viste por vez primera dormido en nuestra cama, que no perdiste tiempo y le pusiste Renato, como siempre asegurabas que lo llamarías, ese momento no lo olvidaré, pues el día en que lo asesiné, te juro que no pude dormir, la cabeza, no me dejaba tranquilo, nunca quise hacerlo, te lo juro, yo lo quería tanto como tú a él, hasta le compuse la canción que le cantábamos en las noches como a un bebé:
...Renato, Renato,
duerme tranquilo,
sueña dando suspiros,
mañana estaré a tu lado,
Renato, Renato
No sé porque lo maté, no sé porque tuvo que pasar así, tú y yo siempre nos contábamos todo, no había secretos entre nosotros, pero al final, dejaste de confiar en mí, y eso me dolió, por más que intentaba recuperar tu confianza, era inútil. Quizá fue por los reproches, que empezaron a aumentar, cada vez que salías con tus amigos, y no me llevabas, hicieron que te cansarás de todo; lograron lo que otros intentaron pero no pudieron, separarnos y que dejáramos de confiar el uno al otro, tú decías que yo exageraba, con mis celos, con las reacciones explosivas que surgían cuando discutíamos, las palabras duelen, y dañan más que los golpes, y sobre todo cuando se deja invadir por la ira. Pero no pensé que esto me controlara, que las voces, que los celos enfermizos, que las llamadas a tu celular, las reuniones a las que ibas, los mensajes al celular a toda hora, podría ser tan fuerte. Intenté escuchar tus conversaciones, pero me descubriste más de una vez, y yo siempre lo negué, siempre había una excusa para todo. No puedo olvidarme de el tipo al que le destrocé el carro, nunca me agradó, yo sé que era tu amigo, pero tenía celos ¿Qué querías que hiciera, no te dabas cuenta que me provocaba?, seguro contigo era un caballero, pero cuando no lo veías, quería burlarse de mi, me veía como un loco, y yo no estoy loco, estoy enamorado, te amo, regresa conmigo, vamos, despierta, por favor, vayámonos lejos, ¿Por qué no respondes?, estás tan fría, vamos, perdóname no quise disparar, dime algo...